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MALAGUEÑAS




Es uno de los estilos más liricos cuya cabal recreación necesita, además de inspiración, maestría cantora, o sea cantar por derecho. Como antecedentes de la Malagueña podemos apuntar a las Tiranas y los Fandangos boleros que se cantaron para acompañar el baile en el S.XVIII, así como las Rondeñas primitivas (cantos de rondar)y los Fandangos de Málaga “cantaora”. Entonces estaba lejos de ser la versión que hoy conocemos. Se trataba de un canto alegre como advierte la tonadilla de Pablo Esteve “El viejo enamorado”, de 1779.
A lo largo de todo el S.XIX  la Malagueña será uno de los géneros más populares y solicitados por el público en los espectáculos de numerosas capitales hispanas, logrando entrar a formar parte del repertorio popular en los lugares más distantes. Ya en los años treinta del S.XIX Estébanez Calderón nos habla de un tipo de Fandango, la Malagueña al estilo de la Jabera. Ese podría ser el estilo cantable, para escuchar, que pudo configurar modelos cercanos a la Malagueña flamenca. Bajo el nombre común de Malagueñas debemos diferenciar entonces dos tipos, por una parte los Fandangos cantados existentes en Málaga desde finales del S.XVIII, y por otra la versión flamenca que surge hacia 1870 en las recreaciones, entre otros de Juan Breva. Hipólito Rossi diferenció tres tipos fundamentales de Malagueñas: la corrida o Verdial(también conocida como Bandolá Juan Breva),la de cante (sin un compás fijo y que es la considerada Flamenca, la Malagueña nueva de Mellizo o Canario) y la instrumental (para guitarra, piano, orquesta, etc, como la de Ernesto Lecuona). Aquí nos ocupamos de las dos primeras, la de origen, con acompañamiento Abandolao, y la propiamente Flamenca, libre de compás. La Malagueña, ya cristalizada en el cante Flamenco, ha servido de modelo a su vez a Granaínas y Tarantas, que no dejan de ser Malagueñas de Granada y Levante, Fandango en origen Abandolao que para hacerse flamencos se miraron en su madre, la Malagueña.
En el proceso de aflamencamiento que vivió la Malagueña dejó de basar el acompañamiento en el ritmo Abandolao, vinculado al baile, y así prescindir de un ritmo fijo, para intérpretes libres de compás, ad libitum del cantaor. Es entonces cuando se viene a denominar a esta forma de interpretar las MalagueñasMalagueña nueva”, frente al concepto de cante Abandolao. Las Malagueñas han dado lugar a un frondoso árbol de variantes dentro del Flamenco, funcionando como prototipo de la mayoría de los cantes derivados del Fandango andaluz que se cultivan en las provincias orientales de Andalucía .
Estilos como las Tarantas Cartageneras o Granaínas, tienen en la Malagueña flamenca el modelo a seguir. La Malagueña es uno de los cantes Flamencos más populares y de los de mayor dificultad. Las diferencias entre ellas se basan en la melodía del cante.
En Málaga será Juan Breva quien comience a difundir los aires todavía Abandolaos de la zona y que a poco tiempo darán paso al resto de los grandes cante por Malagueñas. Las llamadas Bandolás y Verdiales del Breva serán los que marquen la pauta Bandolá larga. Un tercer estilo atribuido a Juan Breva se corresponde con el conocido como Verdial de Vélez.
La primera Malagueña netamente flamenca, ya sin compás, pudo salir de un cantaor no malagueño, el genial Enrique el Mellizo, de Cádiz, cuya forma solemne y dramática adoptó cadencias del Polo de Tóbalo, y en opinión de José Manuel Gamboa ya podrían estar en la Malagueña de una tal Dolores, gaditana también, de la que nos habló Estébanez Calderón. El cante del Mellizo es muy maleable, existen de este cante tantas variantes como posibilidades hay de realizar la característica cadencia al modo menor. Otra piedra fundamental en los orígenes de la Malagueña flamenca es el cante creado por el Canario de Alora.
Cantaora de fuste fue sin duda Trinidad Carrillo “La Trini”, y sus cantes han quedado en el repertorio Flamenco como alguno de los más preciados. Pero hablar de Malagueña y Flamenco es hablar del genio creativo del jerezano Antonio Chacón. Impuso su magisterio y se situó como indiscutible maestro. Su legado es la mejor muestra. Debemos al recordado José Blas Vega el estudio más minucioso sobre el cantaor jerezano donde da buena cuenta de  la personalidad creadora de Chacón y la profunda huella que dejó en estilos como Caracoles, Mirabrás, los cantes mineros, y sus jondas versiones por Seguiríya y Soleá, aunque este punto no haya sido reconocido como merece, nos tememos que por cuestiones no musicales sino más bien etnológicas, al no ser Chacón cantaor gitano.
EL COMPÁS. A pesar que la Malagueña prescinde hoy del compás, en la guitarra se puede adivinar el acompañamiento Abandolao originario. La introducción de guitarra la podemos considerar, tanto rítmica como armónicamente, como propia del género, así como la melodía que se realiza en los bordones  en casi todas sus variantes.
LA TONALIDAD. En las Malagueñas, como en todos los Fandangos, las variantes de la guitarra se realizan sobre el tono modal andaluz, mientras el cante se utiliza como base de acompañamiento el ostinato del Fandango (en tono mayor) con algunas variantes según el tipo de Malagueña.
LAS LETRAS. La estrofa sobre la que se entona la Malagueña corresponde a una copla de 4 o 5 versos octosílabos con rima cruzada asonante o consonante, repitiendo el 1 ro o el 3er verso. Los tercios de las Malagueñas, como ocurre en todos los cantes de las provincias orientales, son cada uno de los versos melódicos, así un cante por Malagueñas tiene seis tercios, de los que uno o dos son repetición de un verso. Sus temas suelen ser locales, mencionando con frecuencia la ciudad de Málaga con sus barrios y monumentos más destacados, aunque también abundan las de carácter trágico.
LOS PRINCIPALES INTÉRPRETES:

Los ya mencionados anteriormente. Rojo el Alpargatero, Manuel Centeno, Bernardo el de los Lobitos, Juan de la Loma, Aurelio de Cádiz, el Flecha de Cádiz, la Niña de los Peines, Manolo Caracol, Niño de Cabra, Manolo Vargas, Pericón de Cádiz, Cobitos, entre otros. Sobre esta extensa variedad se añaden las que hoy realizan Enrique Morente, Fosforito, Naranjito de Triana, o Luis de Córdoba.