Se puede reconocer en los Romances el origen de muchas de las músicas y letras del
repertorio Flamenco. Se han encontrado influencias del mismo en cantes tan
primarios como lo Polos y Cañas, Jaleos, Tonás y Martinetes, Villancicos, Soleares,
Romeras Alboreás, Nanas, y en Peteneras, Saetas, Bulerías Seguiriyas. De forma
general que los primeros flamencos gaditanos de los que tenemos noticias fueron
excelentes romancistas; los utilizaron como una forma de entretenimiento.
La denominación alternativa para los Romances Flamencos como corridos o
corridas que se les aplica está relacionada con la continuidad argumental de
sus coplas –que van de corrido- en contraposición al resto de los cantes
flamencos, salvando algunos Martinetes que se conforman con coplas
independientes que no siguen ningún hilo narrativo/argumental. En 1971 publicó
el investigador portuense Luis Suárez Ávila el folleto titulado “Corridos,
Corridas o Carrerillas ,verdadero origen del cante Flamenco”, que se trata de
un valioso opúsculo en el que repasa el romancero de los gitanos del Puerto de
Santa María.
Los Romances más extendidos poseen unas melodías
particulares pero una cadencia melódica bien identificable, uno o varios versos
ascendentes que cierran con un descendente, manteniendo la tensión que implica
el argumento y reservando la cadencia descendente para el verso final de cada
fragmento.
Fue Antonio Mairena quien 1958 registró el “Romance de Bernardo el Carpio”, esta vez acompañado de
guitarra y adaptándolo al compás de Bulerías por Soleá. Esta versión revitalizó
el repertorio de Romances y desde
entonces son muchos los artistas que lo interpretan. En palabras de Mairena el Romance Flamenco “es de una pureza
grandiosa y tiene algunos aires de Soleá bailable”, La cuestión sería: “Eligió
el gran cantaor de los Alcores el aire de Soleá como hiciera Antonio Ruiz
cuando para bailar el Martinete optó por el de Seguiriya”. El aroma rítmico de
estos Romances “modernos” es verdad
que nos retrotrae a la época dorada de los Jaleos antes de que naciese el
Flamenco.
EL COMPÁS. Cuando se interpreta sin
acompañamiento de guitarra el Romance
hace libre, sin una métrica determinada. Cuando es con guitarra adopta el
compás de la Soleá bailable, el del Jaleo extremeño actual, incluso el más
animado de las Bulerías.
LA TONALIDAD. Hay Romances en modo mayor y menor, pero el Romance con guitarra se suele realizar, como las Bulerías por Soleá
en el modo Flamenco.
LAS LETRAS. Es la más común de las estrofas en la
lírica española, por ser la más simple. Se trata de una sucesión indefinida de
rimas asonantes en los versos pares, quedando libres los impares. Ha de reunir
un mínimo de cuatro versos, en cuyo caso podría denominarse también copla. El
más frecuente de los Romances es el
octosílabo, aunque los hay de arte mayor llamados Romances Heroicos.
LOS PRINCIPALES
INTERPRETES:
Los ya mencionados anteriormente: El Chozas, El Negro
del Puerto, Bernardo el Carpio, Alonso el del Cepillo, Agujetas el Viejo, Cojo
Pavón, Antonio Mairena, Juan Peña el Lebrijano.