El Flamenco se nutre de fuentes muy variadas, entre
las que destaca el repertorio de Romances,
Tonás y otros cantes, generalmente al Polo seco, de sonidos arcaicos pero
de antigüedad dudosa en algunos casos. Lo más probable es que de un repertorio
de Tonadas bajo andaluzas disperso
por las provincias de Cádiz y Sevilla, derivan tanto las Tonás y Martinetes como muchos de los giros melódicos que
encontramos en los cantes por Seguiriya o Soleá.
Toná proviene del término español Tonadas; es decir cantable o fragmento
melódico. Parecen que muchas de estas Tonadas, Tonás en andaluz, provienen de
antiguos Romances; son parte desgajadas de los mismos, que se conservan en la
memoria del pueblo. Por eso no existe un modelo específico de Toná, más bien una larga serie de Tonadas distintas, muchas de las cuales
se han olvidado con el paso del tiempo.
Tradicionalmente se conocieron las diferentes Tonás, bien con el nombre de quien la
divulgó, bien con una palabra central en el sentido del verso. Según una
leyenda gitana existían 33 Tonás,
tantas como los años de Jesucristo. Otra tradición reduce el número a 31
Antonio Machado y Álvarez “Demófilo” nos dice, en 1881, que fueron 26. Para
Silverio Franconetti y Antonio Chacón fueron 19 las Tonás. Él Número se
reduce a 7 y hoy se practican tres modelos principales: La Grande, La Chica y
la del Cristo, del repertorio de Antonio Chacón.
Hasta 1954 se grabaron para la Antología de Hispavox,
no existían muestras registradas de las mismas. La excepción era la Toná del Cristo, que se utilizaba a
modo de coda en muchas Saetas pero que los artistas no la identificaban como
tal Toná.
La Grande de difícil interpretación, es el estilo más
antiguo y se atribuye a Tío Luis de la Juliana, La Toná Chica más corta en sus tercios (versos melódicos) que la
anterior la conocemos por la versión de Rafael Romero que la aprendió de Perico
el del Lunar (padre) y se encuentra grabada por Enrique Morente como Toná de Chacón.
El origen-preflamenco- de las Tonás nos retrotraería en el tiempo a los años de la triste
expulsión judía y árabe. Esto queda patente en los recurrentes temas
religiosos, siempre haciendo hincapié en la oportuna “conversión” cristiana,
Haciendo confesión de fe cristiana, y rematando como Martinete, con el macho.
EL COMPÁS Dicen que en un principio se hacían
sin sujeción rítmica alguna. Hoy muchos intérpretes cantan las Tonás sobre el compás de la Seguiriya debido a la influencia de
la versión bailable que realizó Antonio Ruiz del Martinete, quien optó por el
compás de Seguiriyas para acompañar su baile y así ha quedado también para las
ejecuciones del cante a solo.
LA TONALIDAD. Las
Tonás se interpretan tanto en mayor, como en menor o sobre el frigio
andaluz. En cualquier caso, toda la gama de Tonás esta siempre a medio camino entre el modo frigio y el
mayor/menor, siendo el Martinete en concreto un estilo en mayor y la Debla en
modo frigio.
LAS LETRAS. Su estrofa es por lo común una
tirana-cuarteta asonantada- o un fragmento de Romance. Aunque no es muy
frecuente, en viejos Martinetes se hacen dos coplas seguidas con una
continuidad temática, herencia del Romancero. Hablan en su mayoría de
ancestrales lamentos del alma humana-el amor, la vida y la muerte-, de viejas
persecuciones de asuntos religiosos, penitenciarios, el trabajo en la
fragua….., siempre desde un punto de vista trágico, dramático.
LOS PRINCIPALES
INTÉRPRETES
Los ya mencionados: Manuel Torres Vallejo, Juan Varea,
Jacinto Almadén, Pepe de la Matrona, Rafael Romero, Enrique Morente, Antonio
Chacón , Antonio Mairena, Tío Luis de la Juliana, El Niño Gloria, El Culata,
Miguel Poveda, El Lebrijano.