Los Verdiales (o Fiesta
de Verdiales) bien
de interés cultural (Patrimonio Histórico de España), son una manifestación
festiva de origen antiquísimo y campesino, naturaleza socio-musical privativa
de determinados puntos geográficos en la provincia de Málaga (comarca de la Axarquía,
Valle del Guadalhorce y montes de Málaga).
Consiste en un particular Fandango cantado y bailado
con el acompañamiento de una orquestina compuesta por un violín, de dos a
cuatro guitarras, un pandero, de dos o más pares de platillos (crótalos), varios
palillos (castañuelas) y, en algunos de sus estilos, un laúd o bandurria. En
las actuaciones este conjunto se completa con la figura del alcalde –regidor
que enarbolando una varilla (vara de mando) designa al cantaor y autoriza el
comienzo y final de la pieza interpretada- y del abanderao, que marcha junto al
alcalde al frente del grupo bailando una bandera española , andaluza o con la
figura de la patrona de la comarca. También era costumbre sonar una caracola
marina adornada con cintas de colores para avisar de la llegada del grupo a los
cortijos cercanos.
En el argot, al conjunto de tocaores (intérpretes
músicos) y bailaoras (bailarinas) se le domina Panda de Verdiales, y a sus interpretaciones, compuestas por tres o cuatro
coplas, luchas o revezos, Al miembro de una panda y al aficionado a los Verdiales se le suele llamar
fiestero o tonto, remoquete jocoso este último relacionado con el hecho de que
la fiesta mayor de Verdiales se celebra tradicionalmente el 28 de Diciembre,
festividad de los Santos Inocentes.
La fiesta de Verdiales
constituye una de las expresiones culturales con más fuerte arraigo en
territorio malagueño aunque está especialmente relacionada con la comarca de
los montes, siendo los propios cantes y bailes fruto de un contexto ecológico-cultural
especifico, donde se han forjado y desarrollado, sin normativas rigoristas,
entre caminos, vereas pagos o patios aislados, ventas o lagares, mostrando sus
gentes, en la fragosidad de estos terrenos, unas formas concretas de
representación, ligadas a dichos lugares. Por este motivo desde 2009 la Fiesta
de Verdiales está en proceso de ser
declarada Bien de Interés Cultural.
Los Verdiales son objeto de un notable interés
musicológico principalmente por tres motivos:
1º Antigüedad: Según flamencólogos
como Hipólito Rossy (Teoría del Cante Jondo.-Credsa Barcelona 1998) y José
Luque Navajas (Málaga en el cante.-El Guadalhorce.-Málaga 1965) los Verdiales son, como poco la más
primitiva forma de Fandango malagueño y, casi con seguridad, puede que del
andaluz en su conjunto. Alfredo Arrebola (doctor de filosofía, flamencólogo y
cantaor) llega a afirmar que “el Fandango más antiguo que registra la historia
flamenca es, exactamente, el de Málaga” con sus dos formas “Verdiales y Fandangos Abandolaos,
siendo los más viejos los primeros, incluso anteriores al mismo Flamenco”.
2º PUREZA: Es un Fandango campesino que, tal y
como expresa Luque Navajas, “debido a su copioso acompañamiento, ha
evolucionado muy poco, conservando aún su naturaleza primitiva, de una rudeza y
autenticidad impresionantes”.
3º VITALIDAD: Al contrario que otras
manifestaciones artísticas andaluzas que se desnaturalizaron al desaparecer su
contexto cultural y academizarse, los
Verdiales se han seguido transmitiendo de padres a hijos de manera
ininterrumpida hasta la actualidad por lo que se trata de una genuina y rara
muestra del folclore vivo.
ORIGENES DE LOS
VERDIALES: La
raíz de los Verdiales es una
cuestión controvertida, habiendo durante años la idea de su ascendencia morisca
y su catalogación dentro de los cantes Flamencos. Esta hipótesis fue puesta en
entredicho conforme algunos investigadores empezaron a interesarse por este
folclore malagueño y detectaron que el carácter saturnal, común y gregario de
su práctica, la rudeza y copioso acompañamiento de su toque, así como la prenda
más distintiva de los fiesteros-el sombrero de flores y lazos-remitían
forzosamente a épocas no ya pre flamencas o anteriores a la invasión árabe,
sino prerromanas y hasta pre fenicias.
PROTOHISTORIA: En opinión del profesor Miguel Romero
Esteo, el rastreo del hito milenario de los Verdiales tiene que remontarse hasta los orígenes de Europa en la
misteriosa civilización minoica de la isla de Creta (2800 a. C.) donde sus
gentes tenían la costumbre de coronarse con sombreros de flores, representando
éstas la exaltación de la fecundidad que era común en la arcaica filosofía
matriarcal mediterránea.
ANTIGÜEDAD CLÁSICA: Según el etnomusicólogo Miguel Ángel
Berlanga, puede que las primeras reseñas históricas que hacen referencia a los
bailes andaluces procedan del griego Estrabón, el cual escribió que un
personaje egipcio del S.II a. C. embarcó desde Cádiz hacia otras zonas del
Atlántico, parece que de África, a muchachas musicales posiblemente para
mercadear con sus dotes de cantantes instrumentistas o bailarinas.
A pesar de las sucesivas invasiones y colonizaciones
culturales, parece establecido que en los enclaves malagueños pervivieron estas
antiguas danzas conviviendo junto a otros muchos ritos campesinos ibéricos
hasta la llegada del imperio romano, cuando algunos patricios incluso lo
exportaron a determinadas metrópolis del imperio. De época romana datan
valiosas representaciones de lo que parece ser manifestaciones artísticas
precursoras de las pandas de Verdiales.
Con la invasión árabe los Verdiales siguieron su curso de la vida en los montes y campos de
Málaga, ya que “a los nuevos administradores de los territorios ocupados sólo
les interesó el aspecto tributario y militar de la cuestión, lo que cantaran o
creyeran los hispanos de entonces les traía sin cuidado, hasta ahí llego la
tolerancia”.
ESTILOS: La tradición ha legado al presente
tres estilos que se designan según la zona geográfica donde han alcanzado
prevalencia. Se trata de los estilos de “Almogía, Montes y Comares”.La
emigración campesina hacia la ciudad conformó barriadas verdialeras como
Campanillas, Castañetas, Huertecilla Maña, Ciudad Jardín, Puerto de la Torre o
San Alberto, al tiempo que se creaban peñas y asociaciones afines. La Peña Juan
Breva, dedicada al estudio del Flamenco y los cantes malagueños.
INDUMENTARIA: Tradicionalmente los verdiales no se
han caracterizado por ninguna indumentaria típica a excepción del gorro de
flores, siendo así que los festeros solían lucir sus mejores vestimentas, es
decir, aquellas propias de las fechas señaladas en los ambientes humildes
campesinos. Al popularizarse las actuaciones en festivales y encuentros las
pandas comenzaron a uniformarse, siendo corriente la camisa o blusa blanca, el
fajín y el pantalón o falda oscura. Últimamente ya en plena adaptación a la
opulencia urbana, la uniformidad está dejando paso a una diversidad de trajes,
haciendo que estos constituyan una seña de identidad de cada una de las pandas.
La distinción entre sexos también se ha ido superando, siendo ya usual que las
bailaoras vistan pantalón.
OPINIONES EN TORNO
AL ORIGEN DE LOS VERDIALES:
(José Luque
Navajas). Este
primitivo Fandango malagueño, bailable, de compás ternario, e incluso anterior
del fenómeno Flamenco.
(José Manuel
Caballero Bonald)Es,
sin duda, el Fandango más antiguo de la región malagueña, nacido precisamente
en la zona olivarera llamada Verdiales,
cuyo influjo se extendió luego a otras latitudes andaluzas. Su acento parece
derivar de ciertas arcaicas formas moriscas, no solo percibidas en algunas especificas
modalidades de baile sino en ese peculiar acompañamiento de violines,
platillos, almireces, castañuelas y panderetas coque suelen acompañarse algunos
de sus primordiales estilos locales. Se trata evidentemente de un Fandango
arábigo-andaluz que asimiló en un determinado momento, por influjos de vecindad
algunos caracteres del Flamenco.
(RICARDO MOLINA): Los Verdiales
(del latín viridis: verde, joven, vigoroso, vivo; en castellano, verdial) son
prototipo de Fandango campesino o, al menos de pueblo rural o agrícola. Su
nombre alude a la comarca malagueña de “Los
Verdiales”. Verdial llámese a una variedad de aceituna. La zona de Verdiales es, pues, olivarera. Se trata
de un cante típicamente morisco, en el que sin duda resuenan ecos del primitivo
Fandango de los moros andaluces.
(CHARLES DAVILLIER). Los primeros aires de los Verdiales malagueños tienen sin duda un
origen morisco, son las mismas melodías que cantaban acompañándose al laúd los
súbditos de ibn y Boabdil El Grande, sus coplas son trozos de antiguos Romances
moriscos.
(MIGUEL ROMERO
ESTEO). Los verdiales son una especie de
monumento arcaico-musical, una joya del patrimonio cultural malagueño. O, más
en concreto, una sagrada reliquia malagueña de remotísima épocas mediterráneas,
a las que en el caso de los Verdiales
remiten en directo tanto la música como los sombreretes de flores, y la
vinculación de la fiesta de Verdiales a
la no menos remotísima religión de los cultos al Sol. Para mayor mérito, es
sagrada reliquia que ha pervivido tranquilamente a lo largo de milenios. Y que
ha sobrevivido así, tercamente, a las sucesivas invasiones y asentamientos
poblacionales de gentes foráneas que, no menos, a lo largo de milenios, con las
sucesivas colonizaciones culturales llegadas de la mano de invasores, una tras
otra fueron gradualmente aniquilando casi todos los arcaicos signos de
identidad a todo lo largo y ancho del ámbito malagueño de sierras y costas. Y
así, tras la colonización libio-fenicia o cartaginesa, la colonización romana,
la colonización visigótica, la invasión y asentamiento de los bizantinos, la
colonización árabe islámica, y finalmente la colonización cristiano-castellana,
de los arcaicos y muy remotos signos malagueños de identidad solo quedaron unas
cuantas cosas: los vinos, las pasas, los pueblecitos blancos de cal encaramados
encima de las montañas y los Verdiales.